lunes, 9 de noviembre de 2015

No estaba muerto, que estaba de parranda...

Bueno, en puridad, tampoco de parranda. Sí que es cierto que desde el verano la cocina ha quedado en un segundo plano, practicamente al fisiológico acto de alimentarme. Incluso (extraño en mi) recurriendo a algunas latas inmundas. Como leéis. 

Las obligaciones mandan, y también el cuerpo. A veces, el poquísimo tiempo libre que te queda lo inviertes en la desconexión. Cocinar es algo muy terapéutico, por supuesto, pero si le añades el plus de las cámaras, los focos...  deja de ser tan relajante. 

Tengo un buen montón de ideas y de recetas, así que no pasará mucho tiempo para que comencemos de nuevo con los vídeos. Eso no quieta que dejemos la redacción de lado, y publiquemos alguna de las recetas que desde hace tiempo están en la recámara.

Y mucho me estoy comprometiendo ya, que no deja de ser una buena manera de obligarme a ser constante, cueste lo que cueste. 

Así que ahí queda dicho, fogoneros! Un abrazo!