Receta bestial con fotos penosas... Lo sé... Esta receta estaba en la recámara precisamente por eso. De hecho andaba en el apartado de "borradores" desde hace unos 3 años. Lo cierto es que revisando esta receta he empezado a babear como el perro de Pavlov, y eso pese a unas fotos nefastas. Con esto quiero decir que merece la pena realizar esta preparación, aunque tengáis que hacer un acto de fe para compensar lo poco apetitosa que aparece bajo el objetivo de la cámara, cuando el resultado al paladar (e incluso a la vista) no tiene nada que ver con el que se ve en las fotos.
Por otro lado, os adelanto que estoy poniéndome las pilas en cuestiones fotográficas, tanto en conocimientos como en equipamiento. Hace 3 años era un penoso fotógrafo, y hoy por hoy soy malo. Espero que vosotros mismos vayáis notando el cambio.
Y vamos al lío.
Para 6 pastelillos
- 150 grs de carne picada (al gusto: cerdo, ternera, mezclada...)
- 1 cebolla pequeña
- Una lámina de hojaldre
- AOVE
- Tomate frito (al gusto)
- Unas gotas de Tabasco (al gusto)
- Pimienta
- Sal
- Un huevo
Comenzamos con un sofrito típico como para hacer una bolognesa. Siempre a vuestro gusto. Podéis añadirle calabacines, berenjenas... A veces es la nevera la que manda (vaya, las cosas que necesitemos consumir con más urgencia).
La carne y las verduras bien especiadas y rehogadas, el punto de salsa de tomate que os guste... Podéis consultar recetas anteriores si tenéis dudas (y de paso, ojeáis el resto del blog).
Recordad siempre retirar el exceso de grasa, si se ha producido. Yo suelo hacerlo antes de incorporar cualquier elemento líquido (como la salsa de tomate). Se puede hacer después, pero pescar el aceite separándolo de lo que no lo es resulta más complicado a posteriori, y puedes tirar lo que no debes. Si habéis calculado bien las cantidades (tanto de aceite como considerando la grasa que va a soltar la carne) no tendréis ese problema. Eso demuestra además que sois la leche con las medidas. Bravo.
Ahora extendemos nuestra masa de hojaldre. En este caso, fresca (pero comprada). La cortamos en unos cuadrados de más o menos 7x7 / 8x8 centímetros. Poco más o menos, cada pastelillo nos va a acoger una cucharada sopera y media de relleno.
Como veis en las fotos, doblamos un tercio de la pasta encima del relleno y lo pincelamos con agua, para que quede bien sellado. Vaaaaaale. También se observa que no he retirado el aceite suficiente del relleno. Buena capacidad de observación, cabroncetes.
Doblamos el otro tercio de pasta encima del anterior, y dejamos los extremos a la virulé, para que de paso, se salga el exceso de aceite... (y que no se agrieten o revienten por donde no toca...
Acabamos pincelando con el huevo batido.
Y sobre el papel de hornear y en crudo quedan feos, irregulares...
Pero la magia de 20 minutos al horno precalentado a 180 grados sumado a las maravillosas propiedades del hojaldre y la pintura de huevo batido nos darán como resultado unos pastelillos bastante igualados, brillantes, doraditos y espléndidos. Véase la primera foto e imagínese con unos cuantos megapíxeles más, y una iluminación en condiciones.
No me seáis descreídos y probad a hacerlos. Entonces, me contáis.
Un abrazo, fogoneros!
Las lámparas táctiles son aliadas imprescindibles para capturar fotos perfectas de tus recetas. Con su ajuste de intensidad y tono, ofrecen la iluminación ideal que realza cada detalle y convierte tus platos en obras de arte culinarias.
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