lunes, 19 de agosto de 2013

Caldereta de ternera





El otro día, ante unas cervezas, mi amigo Álex me dijo que quería aprender alguna receta de estofado de carne... Al momento pensé en que hacía bastante que no preparaba esta receta. Por ello, hoy se la vamos a dedicar a Álex. 

Esta preparación tiene un significado muy especial para mi. Me recuerda a la infancia, al verano en el pueblo de mi padre, Olmeda del Rey (Cuenca), en el que, tras matar las vaquillas que amenizaban las fiestas patronales, se celebraba una comilona a base de caldereta. En una explanada, la gente ser repartía en grupos, familias, peñas...  y con su fuego de leña y su caldero preparaban esta receta, cada uno con su receta particular, y sin embargo con bastante cohesión. 

El recuerdo que me queda es el de sabores intensos, potentes...  pero también el de una carne bastante dura. Es lógico, dado el tiempo de cocción que se empleaba. Yo no perdía ojo a las diferentes preparaciones (podían estar en funcionamiento 11 o 12 calderos a la vez), y memorizaba los pasos a seguir, mientras me sorprendía con los olores y sabores.  

A lo largo del tiempo he ido perfeccionando la receta. Hoy, me apetece compartirlo con vosotros, y por supuesto con Álex. 


Necesitaremos (para 2 personas):

- 250 grs. de carne de ternera cortada en dados
- 1/2 pimiento rojo
- 1 pimiento verde (si es de los "italianos") o 1/2 si es del mismo calibre que el rojo
- 2-3 dientes de ajo
- 1 cebolla
- 1/2 litro de vino blanco
- Pimenta
- 1 cucharada de azúcar
- Sal
- Aceite de oliva virgen extra
- 1 litro de agua


Lo primero que haremos será marcar nuestra carne. En nuestra cazuela, con aceite bien caliente, sofreiremos la carne (con pimienta pero sin sal). El no salarla impedirá que pierda sus jugos. Una vez dorada, la retiraremos.



En ese mismo aceite pocharemos las verduras salpimentadas: nuestra cebolla y pimientos cortados en daditos pequeños, junto con los dientes de ajo enteros.


En este momento, a mí me gusta retirar los dientes de ajo, de forma que nadie los encuentre al final, totalmente estofados. Cuestión de gustos. 


Incorporamos de nuevo la carne y acabamos de rehogar todo el conjunto. Añadimos el vino blanco y el agua, junto con la cucharadita de azúcar. Lo llevamos a una ebullición fuerte, y lo bajamos hasta el mínimo. 


Vamos a dejarlo cociendo un mínimo de 2 horas. Si el fuego es suficientemente bajo, nos bastará con el litro y medio de líquido incorporado. 


Cuando nos quede más o menos 1 o 2 dedos de líquido, subiremos el fuego, y acabaremos de reducir hasta que quede una salsa espesilla. Lo lograremos si removemos a menudo, pues haremos que la verdura se deshaga un poco, y la carne se empiece a deshacer en hebras... 

Y el resultado, como siempre, en la primera foto. 

Recomendación: que no falte el pan. La salsa es casi adictiva...   A mojar!!!


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